Ante todo producto de terror uno ha de tener los pies en el suelo, porque la mayoría es basura. El motivo es tan simple como que aunque sea caca embotada, este género tiene un gran público que se renueva generacionalmente ávido de sentir la emoción del miedo y que está dispuesto a todo por vivir un mínimo de terror prefabricado, emoción la cual por supuesto comparto. Como bien nos mostraba el genio de Wes Craven en su saga Scream, las normas han ido variando con el tiempo y aquí es dónde reside mi mayor fe en este film, que espero que además de hacerme pasar un mal rato, sea algo refrescante dentro de este género trillado.
Os preguntareis en que baso mi esperanza ante este título. Desde luego no es porque haya sido un éxito en la taquilla americana, ni porque sus productores sean los de Paranormal Activity, a la que había que aguantar hora y media de tedio absoluto para dos escenas que merecían la pena. Mi gran motivación son esa pareja formada por James Wan y Leigh Whannell, director y guionista respectivamente, que son como los chicos malotes venidos de Australia que revolucionaron una época en el cine del terror creando la saga Saw. A ellos se les atribuye el mérito de la creación de los personajes y de la primera entrega, delegando responsabilidades en el resto de secuelas. Hace poco han dicho ambos que nos les importaría volver a la saga para darle un final más digno que Saw 7 (¡ójala!), pero eso ya es otro cantar. Para esta película han decidido pasar del gore y el tono de thriller para narrarnos una de casas encantadas, acudiendo a los clásicos pero con un nuevo enfoque.
Wan y Whannell ya sufrieron su particular batacazo con Silencio desde el mal. Ya saben lo que no tienen que hacer, aunque Wan ya demuestra ahí visualmente lo que puede conseguir y que parece que ha rescatado para esta ocasión. Pero lo mejor de todo es que tras ver su corto Doggie Heaven, me han demostrado que no tienen vergüenza de nada. Y tras leer que la influencia del cine de terror de los ochenta se va a dejar ver, mi curiosidad ha aumentado sobremanera, porque el ritmo que van a imprimir esta pareja será diferente.
Al final, puede que acabe siendo otro truño más para pasar el rato entre fantasmas, pero las expectativas están altas.