Es una película basada en un desmadre y batiburrillo de cosas que se mueven alrededor de la historia sin entrelazar demasiado y disconexas con el único objetivo de mantener cierto nivel muy pequeño de tensión en la trama. La película es lenta y explicativa, carece de sustos serios, la actuación de la Ricci deja mucho que desear porque resulta ser una chica de miradas disimuladas y diálogos teledirigidos por sus compañeros de réplica fácil. Ese misterio por parte de la iglesia, la presencia del restaurador, su investigación en torno a las caras resultan poco inquietantes por lo que se saca de la manga unos sueños extraños y a correr. Ella no aparece en esas caras a pesar de ser una de ellos. El chico que resulta su amante es lamentable como actor, su papel es meramente excusa para seguir con la historia hacia un tipo que de la nada busca venganza de algo que le atermenta a pesar de conocer a todo el pueblo, por cierto tiene un perro que nadie a visto. Lamentable. El discursito final para con el niño y ese padre escuchando tras la puerta son las escenas más repetidas del cine, como los abrazos que se lleva el niño sin parar hasta hartarse.
Historia pobre, diálogos y personajes como excusas, rectificados para guiar una historia tonta hacia muchos minutos sin tensión, sin definición en el género porque no existe ni siquiera cierto suspense, para acabar en una acción tranquila y delicada bajo la atenta mirada de una especie de fantasmas a los que al parecer se les puede atropeyar y encima se quedan de gorrones en casa. El director y guionista se merecen que les miremos atentamente y desde la distancia para que piensen sobre lo que han hecho. Un desastre.