Crítica de la película Apocalypto por Iñaki Ortiz

La confianza se pierde una vez.

El hombre sin rostro era una película entretenida. Braveheart ya me aburrió un poco más, pero dentro de lo aceptable. Mel Gibson demostró un poco de mal gusto, especialmente con el ingenuo final, en una escena donde se apuntaba lo que sería su tendencia futura: ambientar gore en diferentes épocas de la historia. Claro que con presupuestos mucho mayores que los que suelen tener estas películas.

¿Qué mejor que La pasión para ofrecer sangre y trozos de carne desprendidos a mansalva? Yo le di mi confianza, no esperaba tal cantidad de casquería y sobre todo: no esperaba que uno de los argumentos más interesantes de la antigüedad me aburriese soberanamente a partir del quinto latigazo. Le di mi confianza esperando una versión actualizada a nuestros tiempos, con más realismo en la violencia y ¡además en latín! Lo que me encontré fue una gran nada llena de violencia gratuita y de mal gusto.

Total, que ahora no me puedo esperar nada bueno, sabiendo que nuevamente se va a recrear en la violencia impactante y que va a continuar con su idea de cine basada en las horteras cámaras lentas y la música facilona. Un cine cada vez más barato y  falto de talento.

Si se cree que por rodar en lenguas muertas, cosa que admiro por su atrevimiento, la película ya se convierte mágicamente en una obra intelectual de interés artístico está muy equivocado. Cuando deje de rodar gore con la capacidad visual de una película de acción de serie B, entonces quizá podamos encontrarnos con algo interesante.

Siempre queda una posibilidad, que me vuelva a equivocar estrepitosamente pero esta vez en el sentido contrario. Estoy más que dispuesto a ello. Por desgracia la película dura dos horas y veinte y no parece tener un argumento apasionante. Demasiada jungla.

Eso sí, Mel Gibson ha conseguido con La pasión que vea todas sus películas. Estoy inquieto por ver como evoluciona todo esto.