Nos encontramos en
esta película con el salto a la dirección del guionista William Monahan, ganador de un Óscar por su adaptación de Infiltrados, la película que, en
términos que gustan al propio director de aquella cinta a tenor de su temática,
ajustó cuentas entre la
Academia de Hollywood y Martin
Scorsese.
Aquel guión de
Monahan era su gran salto a la fama tras haber firmado el de una película como
tantas otras fallidas en la carrera de Ridley
Scott, hablo de El reino de los
cielos.
De ahí, Monahan continuó
explorando una senda de cine negro actual con altas dosis de violencia con Al límite, del mismo título que la
psicótica película de Scorsese, pero interpretada por Mel Gibson, habiendo pasado por una segunda colaboración con Ridley
en Red de mentiras, un thriller muy
sólido.
Como les pasa a
muchos guionistas de moda, Monahan ha considerado que le ha llegado el momento
de que sus ideas sean expresadas artísticamente por él mismo y lo intentará con
este London Boulevard, que él mismo
adapta y que cuenta con un reparto interesante sobre todo por la parte que le
toca a Keira Knightley y David Thewlis (el profesor hombre lobo
para la mayoría del público en la saga Potter) o Eddie Marsan (el alocado profesor de autoescuela en Happy Go Lucky de Mike Leigh).
La estrella de la
función es Collin Farrell, un actor
que no es santo de mi devoción pero que ya sabe lo que es triunfar con
películas un poco bordelinas en lo que a Industria se refiere en thrillers como
hizo con Escondidos en Brujas.
Una película que
seguro se verá de un tirón, en el que el ritmo se verá por doquier y donde no
nos aburriremos. El reto de Monahan es el de todo guionista que se cree tan
especial que sólo él mismo se entiende. Apuntemos fracasos como los de Guillermo Arriaga y Charlie Kauffman como predecesores.