Paul Haggis es lo que es. Ya lo deja bien claro en su precrítica Sherlock. Por un lado, es un manipulador. Utiliza mecanismos por todos conocidos para lanzar puñetazos al lacrimal del espectador. Por otro lado, es un gran conocedor del cine y sabe hacer uso de los clásicos haciéndolos pasar por algo novedoso, aunque no nuevo. Y, en tercer lugar, sabe de marketing cinematográfico: sus películas son buenos productos.
Desde su éxito con Million Dollar Baby, Crash, etc. todo el mundo quiere trabajar con Haggis. Buena prueba de ello es que, entre el elenco de actores participantes, nos encontremos con Tommy Lee Jones, Susan Sarandon, Charlize Theron, James Franco o Jason Patrick. Pero más allá de los nombres nos podemos quedar con otra idea que subyace con el grupo de actores que acabo de listar: todos querrán su parte del pastel con lo que sólo nos podemos encontrar ante otra película coral. Haggis sabrá utilizar a su favor éste punto para entretenernos aumentando el ritmo narrativo.
Se trata, por lo tanto, de una apuesta segura: con el segurola de Haggis por detrás, seguro que se trata de una buena película. Pero, ¡cuidado! Todo tiene un límite en ésta vida, y el espectador se deja manipular hasta cierto punto. Si se pasa y resulta insultante la película perderá todo su atractivo.