Llego a esta precrítica con algo de retraso pero la realizo, perdiendo parte de su valor, ya que parece que en fechas próximas podré ver esta película que hubiese deseado ver antes. Sea ahora, cuando tenga que ser.
En cualquier caso, me toca ahora representar por escrito mis tampoco desmedidas pero agradables esperanzas ante una película que por su propia naturaleza seguramente no puede pasar de ser lo que es, con sus "muñecos" y su espíritu de irregular disfrute. Todo esto partiendo de un producto para el público infantil que aquí (creo) no conocemos demasiado pero que en tierra yanqui parece ser célebre. No estoy muy ligado al día a día de la población infante, así que recalco ese "creo".
Detrás de todo está la firma de Spike Jonze, tipo que ha hecho cosas más o menos interesantes pero con el que tampoco debemos volvernos locos. Es uno de los iconos del mundillo indie más rematadamente indie, o sea, pedantemente indie o indiemente pedantillo. Esta segunda opción me gusta más, por ridícula, y porque se acerca más exactamente a lo que hoy día suele aportar ese 'movimiento' (tan difuso y falto de sentido en estos tiempos) cuando no se apoya en material o guión interesante. Pero aquí hay material.
Así es; con un material interesante como base y con los pros y los contras que alguien como Jonze puede aportar, podríamos encontrarnos ante un film de factura agradable y más interesada en lo que hay tras el infante que en cuán superficial vemos los adultos sus juegos y ensoñaciones.
Puede que por ahí vayan los tiros. O no.