Javier Fesser es un director atípico al que me suele gustar definir como una especie de Jean-Pierre Jeunet patrio. Al igual que el director de Amelie y Delicatessen, la especialidad de Fesser es construir universos surrealistas dotados de una plasticidad estética única. No obstante, el argumento de esta película parece alejarse sensiblemente de trabajos como El milagro de P. Tinto para meterse de lleno en el drama más arriesgado. Esperemos que esa magia tan especial y característica del director también esté presente en Camino, aunque resulta difícil saber como va a introducirla en una historia tan descarnada como la que aborda.
La película nace además con vocación de polémica. No en vano lleva a la gran pantalla una historia real en la que el Opus Dei tiene un especial protagonismo. Que Fesser haya decidido mantenerse ideológicamente al margen de todas sus implicaciones morales es algo que se antoja imposible, pero habrá que esperar a ver la película para poder opinar con razón de causa, algo que muchos miembros de la organización religiosa no han hecho. Por lo demás, contamos con la presencia de la joven Nerea Camacho en un papel protagonista extremadamente difícil. También hacen acto de presencia Manolo Venancio, Carmen Elías, Ana Gracia y una emergente Manuela Vellés, actores curtidos en el mundo de la televisión que Fesser tan bien conoce. Por constituir una rara-avis dentro del panorama del cine español, por tratarse de un proyecto francamente complicado, pero sobre todo por la polvareda que va a levantar su estreno, merece la pena apostar por esta película. Es puro riesgo.