Vamos a ver: King kong es un marrón. Al menos es tan marrón como Hulk. El drama es ridículo y chirría por los cuatro costados. ¿un mono gigante que se enamora de una humana? Hoy en día no hay por donde cogerlo.
Encima la película ya ha sido hecha, al menos, dos veces... y con ésta es la tercera. ¿tiene sentido hacer una tercera revisión? ¿qué aporta? Pues resulta que cuando la ves, entiendes que el remake tiene sentido. Ese es el primer éxito de la película: es el mejor King Kong que se ha hecho, seguro. ¿por qué? Por el propio King Kong y por Naomi Watts. Son los dos pilares básicos sobre los que se sustenta la película y lo hace exitosamente. El mono está increiblemente bien hecho, con increibles detalles como el pelo, la textura de la piel, la expresibidad de cara y ojos, los dientes, y un largo etcétera. Y Naomi Watts consigue tanto ser cómica y divertida cuando es necesario como resultar terriblemente dramática en su relación con el mono.
Sigamos con los actores. Adrien Brodi está inexistente como actor. Acompaña decentemente al resto del reparto, pero todos se lo comen. En ningún momento demuestra ser un gran actor, y sólo parece estar ahí porque su cara encaja bastante bien con la época, supongo. Jack Black está genial. El papel le viene que ni pintao. Gran actuación. Es cierto que a partir de cierto momento de la historia sólo se dedica a poner mirada de loco y boca entreabierta, pero de todas formas la pone muy bien. Y el resto de secundarios y figurantes conforman un reparto estupendo y perfectamente creible como personas de aquella época. Ninguna salida de tono.
Otro éxito de la película: recrear el Nueva York de los años treinta. Aquí de nuevo vuelven a triunfar los efectos especiales que están muy logrados para casi todo, y consiguen dar vida al Nueva York de la época de forma excepcional. A ratos es realmente difícil saber si el lago helado existe o no. Si realmente nieva. Si realmente llueve. Qué coches son reales y cuales digitales. Muy logrado y muy bien integrado.
Aunque esto no sucede todo el rato. Hay momentos realmente chirriantes en cuanto a los efectos especiales. El momento más flagrante, sin duda, es en la escena de acción y efectos especiales más ambiciosa de la película: la estampida de dinosaurios bajo cuyas patas corren los tripulantes del barco. Realmente chirría con un sonido terriblemente estridente. Es cierto que conseguir integrar exitosamente a toda la tripulación con un montón de patas de dinosaurio y que interactúen de forma que quede realista no es fácil. Pero si no eres capaz de hacerlo quizás sea mejor que no lo intentes. En una película cuya credibilidad está pendiente de un hilo todo el rato, meter una escena así puede hacerte perder crédito ante el espectador medio muy rápidamente. Cuesta reponerse.
Esto de los efectos especiales ocurre, sobre todo, durante la primera parte. Y es que la película arranca bastante floja. No convence. Lo tiene difícil por lo antes citado: la historia es inaceptable para el 2005. Y, además, como todo el mundo sabe lo que va a pasar, estás deseando que se monten en el barco para que la película arranque. Es una pena porque se ve que Jackson ha hecho un esfuerzo por dotar de historia y contenido a la película. Arranca con tranquilidad. Con esa actuación de Naomi Watts, presentándola tranquilamente. Presenta también muy bien a Jack Black. En fin, que se ve que ha hecho un esfuerzo por explicar cómo puede ser que los personajes acaben en un barco buscando una isla con dinosaurios y un mono gigante... pero aún y todo no consigue convencer al espectador. La llegada a la isla no ayuda. Los "urujais" esos chungos medio indígenas son horribles, chirriantes una vez más. Y esa escena en la que un indígena con una pértiga gigante va hasta el barco para raptar a Naomi, está patéticamente mal hecha por ordenador. De chiste. Si ya no estamos entrando en la película, todo eso, repito, no ayuda.
Sin embargo la película comienza a crecer poco a poco. Y lo hace sustentándose en dos cosas. La primera Naomi Watts y el mono. No te cuesta pensar que el mono es de verdad y que está enamorado, y Naomi Watts consigue hacer una transición desde el miedo atroz que le produce que le rapte un mono gigante hasta sentirse protegida por él antológica. Y la segunda: la acción y los efectos especiales. Cuando entran en la isla, los efectos especiales no están ayudando a la maltrecha credibilidad de la historia. Cuando salen de la isla todo ya funciona como un reloj. Y las escenas de acción son imaginativas y van mejorando según transcurre la escena en la isla. Así pasamos de esas escenas de dinosaurios chirriantes y la mar de aburridos (¿quién quiere dinosaurios ahora?) a esa escena de insectos y sanguijuelas gigantes (muy "Alone in the Dark") que consigue, desde luego, inquietarme mucho más que los citados dinosaurios. Por en medio hemos tenido la lucha entre el mono y el t-rex. Resulta que lejos de aburrirme ha conseguido interesarme. Está perfectamente medida. Es coherente, y tiene un final, en las lianas gigantes con todos colgando, que es muy interesante. Es cierto que, muchas veces, sacrifica la verisimilitud de la escena en favor de mayor espectacularidad, como cuando un t-rex colgado de unas lianas, lejos de preocuparse por sobrevivir o por comerse a un mono gigante, hace unos esfuerzos gigantescos por tratar de comerse a la pobre Naomi, que no creo que le llegue ni para un diente, pero bueno, tampoco se puede exigir mucho más.
Tras cazar al mono, fundido a negro y empieza la segunda (¿tercera?) parte. A estas alturas del metraje la película ya funciona como un reloj. Los personajes, los efectos especiales, la historia, el drama... Jackson ya ha conseguido atraparme como espectador. Estoy dentro de la película y me la creo. Me creo al mono. Me creo su sufrimiento. Me creo las lágrimas de Naomi Watts acordándose del mono. Me creo la locura de Jack Black y hasta el amor de Adrien Brodi... y por supuesto me creo el Nueva York de 1930, recostruido a las mil maravillas. El final es el que tiene que ser y sales del cine con un buen sabor de boca y con el convencimiento de que Naomi Watts se acaba de elevar a la pole position de la interpretación. Muy bien.
Y por último hablar de la dirección de Peter Jackson. El tío, la verdad, es que no tiene vergüenza. Se plagia a si mismo en El señor de los anillos y se permite volver a meter esas escenas en cámara lenta con música de mujeres a coro tipo Henia (¡qué onírico!) y otras grandes lindezas. Si se puede decir que está, como poco, correcto en su dirección. Y desde luego no hay que quitarle mérito como gestor. Si se puede decir que gran parte de la responsabilidad del buen producto es King Kong recae sobre él.
Como resumen: la película va de menos a más. Cuesta entrar porque chirría. Algunas escenas no ayudan precísamente. Pero al final el talento de los pergeñadores de los efectos especiales junto a Naomi Watts consiguen meterte en el chirriante drama de la historia de amor entre un mono gigante que lucha con dinosaurios y una actriz fracasada. Creo que la película tiene mucho mérito, y se merece llegar al cuatro. Una sorpresa.