Crítica de la película La noche más oscura (Zero Dark Thirty) por Iñaki Ortiz

El mundo sin adornos


3/5
11/01/2013

Crítica de La noche más oscura (Zero Dark Thirty)
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Le pasa mucho a Kathryn Bigelow en sus películas, que consigue un comienzo potentísimo para después dejar paso a una película por debajo de ese nivel. Ocurría en Días extraños, con esa secuencia inicial frenética sin cortes, asombrosa, memorable, para un desarrollo posterior que si bien es aceptable, no volvía a rozar esos niveles. Le pasaba también en su anterior película, la oscarizada En tierra hostil, con una primera media hora que suponía toda una innovación formal en un punto híbrido imposible entre el documental bélico y la ciencia ficción; después, simplemente era correcta.

Aquí tenemos una primera media hora de una fuerza extraordinaria. El ejército estadounidense tortura, y Bigelow nos lo cuenta como le gusta a ella, sin pancarta, sin posición moral palpable. Un esto es lo que hay en nuestra cara. Sin recrearse en el morbo violento, sin ocultar nada, sin buenos, pero con malos. Cada espectador que se forme su propia opinión sobre lo que pasa en el mundo, pero lo que no va a permitirnos es mirar hacia otro lado.

Eso durante la primera media hora, como digo. Después, pasamos a la clásica estructura de investigación que nos lleva del punto A al punto B, y del punto B... ¿adivináis a dónde? Entre tanto hay varias vías que podría explorar. La obsesión de la protagonista, su relación con el resto de personajes, la incertidumbre de la investigación, el suspense. Creo que Bigelow es muy consciente de que tiene todo ese material al alcance de su mano y que podría desarrollarlo, pero no creo que lo haya conseguido. Falta un verdadero trabajo en el dibujo de los personajes y/o no se ha sabido conseguir una investigación con suficiente personalidad.

Por otro lado, algunos momentos son vergonzantes, encabezados por la estúpida actitud de la compañera esperando al contacto, en un remarcado propio de una parodia de los Zucker. El ataque a la salida del garaje es otro buen ejemplo. Da la sensación de que a veces se confía plenamente en las capacidades del espectador y en otras se le da de comer a la boca. Por suerte, la última hora, una vez se centra la película en el acecho y captura de Bin Laden, toma un camino más sólido. Decepciona un poco, eso sí, la secuencia del asalto, donde uno espera ver más del talento de Bigelow para la acción.

Luces y sombras.



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