No puede dejar de resultarme paradójico ver la vida de Ernesto Guevara De la Serna Lynch en un díptico con todos los galones de Hollywood. Sin embargo creo que hay que dejar de lado este tipo de consideraciones de salón para poder disfrutar de la propuesta.
El anterior acercamiento en cine a la figura del Che fue el realizado por Walter Salles en Diarios de motocicleta, una película, no soberbia, pero sí buena, en la que uno se queda, precisamente, con las ganas de ver en imágenes esos grandes momentos que dejó el Che para la Historia y la posteridad.
Éste creo que va a ser el gran baluarte de esta primera película. Allí donde la película de Soderbergh va a triunfar es en la plasmación de los hechos que convierten a Ernesto Guevara en el Che. Intuyo que quizá la parte que más le puede interesar a Soderbergh, así como a mí, es la que vendrá en la siguiente película, que, obviamente, aguardo con mayor interés.
Temo que en esta película la cámara y la narración de Soderbergh sean excesivamente documentales y sin ahondar en el hombre, sino en grandes discursos que nos remarquen la leyenda. Primará, como en Traffic, la forma sobre el contenido.
La elección de Benicio Del Toro me parece de lo más acertada. Es un actor que aporta, desde luego, la animal presencia, y que, ¿por qué no?, no tendrá problemas en transmitirnos la humanidad y la intelectualidad de Guevara.
Una cita obligada que, sin embargo, creo que se va a quedar, en exceso, en el artificio...en definitiva, y concluyendo con la paradoja, en lo que vende.