Crítica de la película El sueño de Casandra por Obi-Wan

La última de Woody Allen. Para muchos es la frase que basta para ser arrastrados al cine, entre los que me incluyo. Tras Scoop y la alabadísima Match Point, nos encontramos ante otro proyecto de este genio rodado en Inglaterra. Y es que el señor Allen se encuentra a gusto en el Viejo Continente, como demuestra también el pase privado que se ofreció en Avilés del film que nos ocupa o su reciente rodaje en las calles de Barcelona de su próximo título que se llamará Vicky Cristina Barcelona. Y es que parece, que como ya mostrara irónicamente en Un final made in Hollywood,  a este director de Nueva York se le valora mas en Europa que en su país de origen.

Aunque también es verdad, que nos tiene un poco despistados esta vez. Este film, que ha participado en los festivales de Toronto, Venecia y Sitges, ha sido recibido sin demasiada efusividad. Tampoco contará con su musa actual, Scarlett Johansson, para centrar el protagonismo en dos figuras masculinas. El irlandés Collin Farell (Corrupción en Miami, Alejandro Magno) y el escocés Ewan McGregor (Star Wars Episodio III. La venganza de los Sith, Tránsito). Para quien no lo haya notado, he de decir que McGregor es una de mis debilidades, y verlo a las órdenes del genio de Woody Allen me crea una emoción especial que no pienso perderme.

Aquí parece querer  centrarse, como ya hiciera en Match Point, en un aspecto mas dramático, mas reflexivo de la vida. Me parece mucho mas interesante ver este nuevo estadio creativo de Allen, a ver repetidas sus comedias ligeritas del pasado como pasó en Scoop, aunque tampoco me canse nunca de ellas. Pero recordemos que Match Point era un cinco estrellas, y que dudo que esta vez se vaya a repetir el caso.

De cualquier manera, y aunque no esperemos una gran película, ardo en deseos de verla. Y todos aquellos que asocien todavía a Woody Allen con tics, tartamudeos y paranoias varias, quizá deberían cambiar de opinión. ¿Una nueva etapa? Puede ser.