Tras esta película puedo confirmar que Michael Winterbottom es el nuevo rey del montaje. Máxime si tenemos en cuenta que Oliver Stone está acabado, y que de su fallida World Trade Center no se libraba ni el montaje.
Aprovecho temática para entrar de lleno en esta estupenda película que no sólo tiene bueno el mencionado montaje.
Echando mano del debate que esta película pudo generar en la pre sobre el estilo o no de Winterbottom, yo creo que está claro que Winterbottom está detrás de cada plano. Tiene una manera especial de captar el ritmo, de captar cosas pequeñas, de filmar una Karachi como si fuese el Mundo -el frente de batalla como lo califica Marianne Pearl-, y de conseguir crear una atmósfera que te clava en la butaca.
La película está magníficamente trazada durante tres cuartas partes de la misma. El último viaje de Daniel, los flashbacks que tiene Marianne, la investigación urbana llevada a cabo por la policía pakistaní -vibrante, enloquecida, con el tembleque de cámara más acentuado-, la investigación en la casa de Asra -más pausada, más humana, en la que no sólo tenemos una gran cantidad de teléfonos sonando, sino detalles y mucho de la relación que une a todos los personajes en torno a la pizarra de relaciones-, y la habitación de Marianne -su mundo interno, a solas con su bebé, enviándole mensaje de "te quiero" a su marido, donde se cobija a desgarrarse cuando se entera de su muerte.
Winterbottom no filma un docudrama, al menos no al uso, porque esta película tiene mucho cine, y no sólo en la manera en que desordena un poco el tiempo, sino en los pequeños detalles. La película no está al servicio del relato, sino que también se preocupa por dar unos pequeños trazos personales de cada uno.
Es muy buena la manera en que Randall habla con Marianne y la intenta tranquilizar diciendo que la policía pakistaní será muy dura con los secuestradores, la manera en que este personaje parece que disfruta cuando están torturando a Suleyman.
O la manera tan diplomáticamente brutal en la que el Cónsul general le dice a Marianne que su marido ha sido decapitado.
La manera en la que sus verdaderos amigos se preocupan por ella y buscan en un libro consejos para que ella esté tranquila o le traen un cocinero.
Winterbottom se da tiempo para eso, como para construir incluso una buena película de acción y suspense. Uno está esperando el momento en el que van a comunicar la muerte de Daniel, y son tres las intentonas frustradas hasta que ven la cinta y sus rostros se apagan mientras son iluminados por el vídeo que están viendo.
Y ahí llega el gran momento, el del riesgo, cuando Marianne se entera de la muerte, y la mujer tan entera se deshace en gritos de ¡no! La idea es muy buena, y Angelina Jolie lo borda, pero mucho me temo que quizá sobra algo de esa escena, es tan larga que resulta pelín molesta. Yo hubiese cortado antes para que se oyesen sus gritos desde fuera, incluso desde fuera de la casa.
Una Angelina Jolie que está, simplemente, estupenda en el mejor papel de toda su carrera, y, probablemente, con la directa puesta de cara a los Oscars. Yo creo que debe estar allí.
Lástima que los últimos diez minutos pierdan ese punch que la película tiene, el cierre se demora en exceso.
¡Con todo, una película notable!