Las historias de hermanas, y más cuando son reencontradas tras muchos años, suelen dejar un regusto difícil de aceptar por parte del público, porque la normalidad nos lleva a ver como se entretejen minutos iniciales que hacen la película lenta. El conflicto que surge, normalmente, es discreto, como las mujeres saben hacer llegar los sentimientos y a fuerza de esperar te puedes ver cansado de tanto hacerlo.
Me preocupa su arranque, aunque puede que después, las intenciones de esta directora que ya sabe hacer cine, ayudante de dirección de Coixet, nos lleve hacia un interés espero no exagerado por la trama de la película que se cierra en la desaparición del novio de una de ellas en el golpe de estado argentino de 1976.
La resolución, sin ser película de acción, o que necesite un final de misterio, será la clave para remontar la película al verdadero terreno que presumo es el de la sensibilidad de unas mujeres que no han perdido peso a la joven generación el punto de vista de la ternura en los seres humanos, por muy avanzados que se encuentren en la nueva era tecnológica.