El matrimonio compuesto por Shari Springer Berman y Robert Pulcini puso en guardia a todos los amantes del cine independiente americano, entre los que evidentemente me incluyo, con el estreno de su ópera prima, American Splendor. Todos los festivales se la rifaron, y por resumir, en Sundance se llevó el gran premio del jurado y en Cannes el premio FIPRESCI. Desde luego, la película merecía la pena, una adaptación de lo más postpost de los cómics underground del mismo título. Sólo por este anterior trabajo, les debo una oportunidad y una confianza.
Cuando, hace tiempo, se empezó a hablar del proyecto ya tenía mis cinco estrellas preparadas. Los directores repetían con Paul Giamatti, ese gran actor que hemos visto en películas tan interesantes como La joven del agua y tan fallidas como El ilusionista. En todo caso, el siempre está bien. Además, el nombre de su personaje, que no desvelaré es prometedor. Pero es que además, a este proyecto se unía la portada de todas las revistas, Scarlett Johansson, una de las mejores actrices del momento –y por qué no decirlo, de las más sexys ¡menuda niñera!- y además, en una de esas elecciones que le llevan al lado independiente, al cine de autor, lejos de La isla. Era un proyecto de lo más atrayente, basado en una curiosa novela, que llegó a bestseller, de Emma McLaughlin y Nicola Graus (qué difícil debe ser escribir una novela entre dos personas). En fin, muy prometedor.
Mi entusiasmo decayó un poco cuando vi que la película no tenía la misma acogida, ni mucho menos, que el anterior trabajo de los dos directores. Esta vez no parecía que se la rifaran los festivales, y acabó en la sección fuera de concurso del festival de Venecia, que tampoco es precisamente una señal de calidad. Además, como la guapa de Scarlett no se dignó a aparecer por allá, muchos periodistas ni se dignaron a interesarse por esa comedia romántica americana con estrella de Hollywood.
Lo que yo no creo es que sea una película producto, aunque sí que es posible que termine no cumpliendo mis expectativas y, especialmente, en comparación con su antecesora, se quede pequeña. Espero volver a encontrarme con elegantes y originales detalles narrativos y con un buen reparto. No olvidemos que contamos con otra de las grandes actrices de hoy, Laura Linney que estaba impecable en Una historia de Brooklyn. Como curiosidad, también participa en la película la cantante Alicia Keys, que ya se había dejado ver en Ases calientes. También confío en obtener una historia, que aunque se encuentre enmarcada en un género tan perezoso como la comedia romántica, sea original, con chispa. No olvidemos que, de vez en cuando, nos encontramos con buenos ejemplos originales como Olvídate de mí o Embriagado de amor. Muy de vez en cuando, eso sí.
¿Habrá sido American Splendor una brillantez casual? La oportunidad y la confianza se la debo en la precrítica, no me perdonaría cometer el error de infravalorarla, prefiero darme el tortazo. Donde no le deberé nada será en la postcrítica. Lo que está claro, eso sí, es que esta no me la pierdo.