Merece la pena quedarse ante el film, presentado de primeras como una perorata de asesinato en la ONU, pero que profundiza en los personajes mucho más incluso hasta competir en rivalidad de minutos con la trama comercial. Bien es cierto que no queda lejos del todo el mundo de las representantes africanos, el tribunal de la Haya, y los discursos, etc...pero la historia que se cierne alrededor, la de Sean y Nicole, es más fuerte y quizás merecieran una película aparte.
La primera parte de la película es para el gran maestro Sean Penn, maneja, decora, provoca y guía a una Nicole cada momento más en alza hasta construir un personaje completo pasando a ser el elemento importante en el final y segunda parte de la película. Algo transmite o sabe transmitir la Kidman porque ese destello especial que no solo creo que sea verla de nuevo de rubia total, la hace inmensa, con miradas turbadoras y llantos prodigiosos.
Por otra parte Pollack aparece y mucho, y no solo con un cameo como jefe directo de Sean en dos escenas, sino detrás de la cámara, con cuadros de una ciudad tan inmensa en rascacielos como en vegetación que en momentos trata de recordar y creo consigue las pequeñas sabanas que también en nuestras urbes nos rodean. Muy correcto de formas, detallista sin ser puntilloso, disfruta de los primeros planos y se recrea en el final demasiado extenso en la conversación para mi gusto pero se le puede permitir. Un trabajo intenso, creíble y a la altura de sus estrellas, no es una joya del Nilo pero un gran trabajo sí que sí.