Uno no siente que ha pasado por el
festival de San Sebastián si no se ha comido un dramón de los
grandes entre pan y pan. No puede faltar en la sección oficial y
esta película austríaca es una de las candidatas a llevarse el
calificativo. Desde el momento en que dice ser una reflexión sobre
la pérdida ya debemos ponernos en guardia. El tono por supuesto,
hundirá a cualquier espectador.
Dirige Barbara Albert, que lleva
una larga carrera con unas cuantas películas premiadas en festivales
de todo el mundo. Ha competido dos veces en Venecia. Le ha dado un
poco al documental e incluso le han llamado para una de esas
películas de episodios con varios directores prestigiosos.
La trama está vertebrada según el
clásico concepto de hurgar en el pasado, concretamente, en la
segunda guerra mundial, que se presta mucho a ello. No dejará de ser
también una mirada a la sociedad actual. Para amantes del drama más
puro.