La argentina Anahí Berners escribió y dirigió en el 2005 su primer largometraje. Era Un año sin amor, que además de ganar el premio Fipresci en el festival de Mar de plata, participó en el festival de Berlín donde fue premiada con el Teddy Award.
Después de eso, Berners vuelve con su nueva película que podremos ver ahora en la sección oficial del festival de San Sebastián. Se trata de una historia en la que tendrán gran importancia los viejos tiempos de una actriz más o menos existosa. Un retorno al recuerdo, que no al pasado, y una relación complementaria entre dos generaciones distintas.
Nada nuevo bajo el sol, está claro, pero puede dar lugar a una película interesante, bien llevada, emotiva y, quizás, entretenida. Lo que no creo es que esta sea una de esas películas argentinas de diálogos machacones y estética voluntariamente pobre. No, la veo más bien calmada y de palabras justas, con cierto cuidado por la imagen, aunque no en exceso.
El film estará centrado básicamente en dos personajes, los interpretados por Martina Juncadella y Silvia Pérez, la joven y la veterana. Curiosamente ya han trabajado juntas anteriormente, aunque no como protagonistas, en Cara de queso “mi primer ghetto”, una de los pocos precedentes de Juncadella y de los muchos de Silvia Pérez.
Atención a esta película los amantes del cine de personas, de historias pequeñas. Para muchos, posiblemente, una película aburrida. Una de esas películas de bajo presupuesto que tienen que aguantar la trama con sólo dos personajes y pocos escenarios. Muchas de ellas fracasan en el intento.