Mientras algunos esperamos con más intriga que interés el estreno de esa extrañeza llamada Repossesion Mambo, tenemos para abrir boca un título de temática similar y que no se le queda a la zaga en cuanto a su condición marciana.
Sin duda lo que verdaderamente da un valor añadido a esta distopía de terror es su adscripción al género rock opera, algo que últimamente está bastante en desuso pero que los alocados 60 y 70 nos brindaron varias obras con personalidad propia. La extraña Tommy, la mítica Jesucristo Superstar, la intragable Quadrophenia o la discutible incursión de Brian de Palma con El fantasma del paraíso. En aquellas décadas de excesos y de exaltación del rock encajaban a las mil maravillas, sin embargo en la década del cine de corte sobrio en la que vivimos, sólo pueden tener cabida dentro de la serie B más marginal.
Nos encontramos ante un musical de terror, lo que por las propias carcaterísticas del género musical suele acabar irremediablemente en una comedia negra. Seguramente algo muy cercano a La pequeña tienda de los horrores. Y no hay que perder de vista la última película del antes maestro, ahora parodia, Tim Burton, sobre el barbero diabólico Sweeney Todd, estreno que seguramente ha ayudado a que este proyecto salga adelante.
Inicialmente era un musical, después se convirtió en un corto escrito por los creadores de la obra, y finalmente, guionistas y director repiten en este largometraje. El director no es un cualquiera, se trata de Darren Lynn Bousman, el responsable de la saga Saw desde la segunda entrega. Es de esperar que aporte su imagen contundente a una música que lo está pidiendo. Un aspecto interesante que restará el tono cómico que, voluntariamente o no, estará presente en el film. Y es que si tenemos en cuenta que la actriz protagonista es Paris Hilton no podemos esperar nada serio.
Para disfrutarla o desesperar. Un exceso en toda regla.