Juan José Campanella es un director sobrio, sereno, que firma sus películas con calidad, con trasfondo, con profundidad sobre el amor que es posible en el ser humano, este tema siempre ha sido centro de sus films, como en El hijo de la novia o Luna de Avellaneda. Ahora parece cambiar un poco de registro entrando en también un misterio por abordar, un suspense.
Ambientada en el Buenos Aires de 1974, pero sin entrar de lleno en la dictadura sino jugando con ella y los resultados de la misma en un personaje central como Ricardo Darín, que vuelve a repetir con él, como talismán precioso que entiende perfectamente los matices de personajes muy llenos. A mí personalmente no me da miedo el paso a un género más cerrado, porque por encima de todo sé, que la clave de este film es el alma que su director depositó en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri, para fijarse en ella, para centrarse en un personaje que volverá mostrarnos el alma de los hombres a pesar de las necesidades de construcción de una historia más de género.
Además, aún me fío más gracias a la personalidad propia que imprime a sus proyectos, que no abandona a las necesidades sino que remarca con fuerzas, como en sus últimos trabajos en televisión que podrían haberle despistado, episodios de la serie Ley y Orden o la popular House. Allí también se nota su intensidad, ese es el talento que me hace pensar bien de un film que no defraudará.