La película tiene ritmo, sabe contenerse cuando es necesario y funciona como un reloj. Sería una estupenda cinta de terror adolescente si no fuera porque ya existen más de cinco mil cintas con el mismo argumento, mismo desarrollo e igual desenlace.
El hecho de que ésta vez nos venga desde Austria en vez de Estados Unidos o Japón, tampoco es que aporte nada en especial. Quizá podríamos haber visto una película con cierto toque europeo, pero no es así.
De todas formas se agradece que la cinta no aburra ni se alargue excesivamente. Y, además, para los amantes del género guarda alguna que otra escena interesante como la del corte del cuello con la piscina para peces.