Crítica de la película Shutter Island por Beiger

El thriller sicológico está muerto... hasta para Martin Scorssese. No sé muy bien por donde empezar a analizar la película. Creo que primero me quiero deshacer del propio director. Scorssese ha elegido contarnos una historia ambientada en los años cincuenta homenajeando el cine de la época. Como si estuviéramos en un anuncio de Freixenet, nos ofrece una larga lista de planos típicos del maestro Hitchcock, con mucho acantilado hitchcockiano hecho por ordenador, etc. Lo primero que chirria es que es incapaz de llevar el homenaje hasta el final, metiendo paralelamente su forma superdinámica de dirigir (que era la que a mí me apetecía ver, la verdad) con transiciones de todo tipo y montaje superágil. O sea, la dirección se queda en medio de la nada, entre su propio estilo y un burdo, evidente y soso homenaje al alcance de cualquier novato recien salido de la escuela de cine de Nueva York. Me sonroja especialmente ver el uso que se hace de los efectos digitales y el croma. Entiendo perfectamente que se busca cierta artificialidad y cierto regustillo a cartón-piedra que sumerjan al espectador en una atmósfera cargada y enferma. Para mí lo único que se consigue es percibir todo el rato que la isla está hecha por ordenador y que casi todo está rodado en un plató.

Pero esto no es lo peor de la peli. Es más, lo grotesco de la dirección y ese homenaje sicodélico y que roza el mal gusto (ahora resulta que Scorssese quiere ser Tarantino) hubiera sido un mecanismo de lo más interesante... si la historia que se cuenta hubiera sido medianamente potable. No es el caso. Desde el comienzo de la película cualquier espectador medianamente entrenado puede ver que estamos ante un thriller sicológico. Perdón por las mayúsculas pero EN EL 90% DE LOS THRILLER SICOLÓGICOS EL PROTAGONISTA QUE SUELE ESTAR BUSCANDO A SI MISMO. Esto, que se puede intuir desde las primeras imágenes, se hace totalmente patente tras cuatro o cinco diálogos supuestamente enigmáticos. A uno todavía le queda la esperanza de que Marty esté amagando con el thriller sicológico para llevarlo a otro terreno. El metraje avanza, las esperazas se desvanecen... y uno se pregúnta qué quería hacerse en esta película y si realmente se ha conseguido. Espero que no.

Si a usted, querido lector, le ha gustado esta película, poco puedo aportarle yo. Si, por el contrario, le ha parecido una película simplemente mala pero le gustaba la idea, quizá quiera ver (si no lo ha hecho ya), El corazón del ángel, de los pocos thriller sicológicos que me gustan y que creo que han conseguido sobrevivir a su época ganando enteros y madurando.

La cartelera es una guerra constante, no se pueden ganar todas las batallas...