No puedo más que acoger el presente estreno con gran sorpresa y alegría. Generalmente cuando uno ve que a finales del 2007 se estrena una película de 2005 es como para echarse a temblar, pero descubro que esta película es de un desconocido director para el gran público, pero no para mí. Estoy hablando de Thom Fitzgerald.
De él no es que sea un gran conocedor, pero sí que he tenido la ocasión de disfrutar de su ópera prima, la multipremiada a la par que desconocida El jardín colgante, una película sin duda con mucha fuerza y lo suficientemente interesante para que la haya incluido en mi lista de películas a llevar para que mis compañeros precríticos la puedan “disfrutar” en algún finde precrítico.
Esta película en su día obtuvo algún que otro premio y reconocimiento internacional en festivales menores, pero poco más.
Lo curioso del asunto es que en su reparto sí que podemos encontrar, no grandes estrellas, pero sí nombres interesantes. En primer lugar tenemos a Chlöe Sevigni, a quien últimamente la hemos visto en Zodiac, Flores rotas, Manderlay o Melinda y Melinda. Junto a ella tenemos a Lucy Liu (Code Name: the Cleaner, El caso Slevin o Domino). Por último, completando el trío de actrices, Sandra Oh, más conocida como la doctora Yang en la exitosa serie de televisión Anatomía de Grey, y a la que vimos en Entre copas y veremos en la adaptación cinematográfica de Ensayo sobre la ceguera.
La película se presenta como un tríptico en el que me apetece ver los personajes que Fitzgerald ha creado y ha dado a tan singulares actrices. De él me gusta su capacidad para crear personajes con muchas aristas, conflictivos, problemáticos con el guionista y capaces de moverse en atmósferas oscuras.
Sólo espero no descubrir que el paso de los años ha domado la energía que Fitzgerald mostró en su ópera prima que, sencillamente, me encandiló.
Sentiros afortunados, de verdad, creed en mí.