Este no es un documental sobre la vida y obra de Roman Polanski; es, estrictamente, un documental sobre la acusación de estupro por la que fue detenido en los Estados Unidos y por la cual huyó para refugiarse legalmente en Europa. Por supuesto, si hay algún espacio para el recuerdo de otros tiempos será, casi exclusivamente, para otro de los episodios truculentos de la vida de Polanski: el asesinato de su esposa Sharon Tate a manos de la secta de James Mason.
Desde luego, al contrario de lo que suele ocurrir con este tipo de films documentales, Polanski: Wanted and desired ha hecho mucho ruido. Sobre todo porque llamó la atención en Sundance, donde además se llevó un premio. Pero es innegable que el morbo que aún hoy despierta aquel famoso affaire en la vida de Polanski, es el factor magnético de este film que, por otra parte, vende su justificación de manera difusa.
Desde la distancia todo se observa mejor, con más frialdad y mayor tranquilidad. Y a (mucho) tiempo pasado, todavía mejor. Es cierto, o puede serlo cuanto menos. Pero hay mucho de morbo en quien perfila una figura artística tan importante como la de Polanski para simplemente centrar el foco en este episodio grotesco de su vida.
Sea como fuere, el equipo detrás del film, comandado por Marina Zenovich, tiene experiencia en el género, así que hemos de otorgarles ese punto de confianza, y además tienen la deferencia y el respeto mínimo exigible, al contar con testimonios de gente como Jack Nicholson, Faye Dunaway o Mia Farrow. Gente cercana al realizador polaco.
También escucharemos al propio Polanski, si bien en imágenes de archivo, idéntico recurso con el que, según sabemos, aparecerá Sharon Tate. Esto me atemoriza. Wanted and desired suda morbo por todos sus poros. Me da pavor.
No confío de un documental que a otros parece haberles gustado. Yo muestro todo mi recelo.