Después de dejarnos a algunos tan buen
sabor de boca con esa cuarta entrega de Scream, Wes Craven vuelve con una de sus malas películas. Aunque hablar en estos
términos es engañoso, pues el orden se debe a las fechas de estreno
en España y no al orden real de realización de ambas películas,
pero eso es lo de menos. Si con su saga más mimada, el director
conseguía volver a aportar nuevos elementos , está claro que con
Almas condenadas vuelve al terror juvenil más trillado.
Una premisa curiosa y un transcurrir de
minutos en los que el viejo Wes (que va para los 72 ya) nos irá
pegando sustos tramposos y eliminando cual piezas sobre el tablero, a
los protagonistas, hasta que queden uno o ninguno. Es curioso que a veces sea capaz de reírse de
las normas del género, su género, para, en otras ocasiones, seguirlas a
rajatabla. En todo caso, confío en que algo de su toque especial
habrá dejado en este trabajo y pueda ser una buena sesión de
sábado noche y palomitas.