La otra España continúa ofreciéndonos títulos pequeños pero muy interesantes con una conciencia especialmente comprometida con la especie humana y la vida en general sin perder el concepto de expresión cinematográfica. Somos conocedores de sus dificultades económicas de financiación y de distribución. La historia se repite, es la canción de siempre y el cuento de nunca acabar. Lo que a unos les parece el discurso de siempre a otros les resulta una experiencia enriquecedora ir al cine y encontrarse con historias cotidianas de carne y hueso, de sonrisas y de lágrimas. Porque el cine puede ser lo que cada uno de nosotros quiera y porque para eso hay cartelera, para un consumo selectivo según capacidades, según necesidades.
Viajando con una mochila sobre la experiencia, memoria histórica, experimentación ya conocida y el entendimiento llega (o quizás no lo haga en muchas ciudades de gran tamaño) Las Olas, película de Alberto Morais y con Laia Marull como cabeza de cartel de un film nostálgico, soñador, utópico y sensible. Otro tipo de cine, tan diferente que trae un premio del Festival de Moscú, algo que a muchos les da urticaria mientras que a otros nos hace cosquillas e ilusión. Porque el cine no tiene ni debe de ser tan académico. No hay que pelearse con el mar, ni siquiera con las olas. Hay que llegar a un entendimiento, a una reconciliación. Y esta postura es en la que se encontrará estoy muy seguro Las olas, otro pasito más hacia ese horizonte no tan lejano. Utilizando el medio, la cámara. Y comunicando, que es lo más importante. ¿Porqué no?