La búsqueda de un ser extraño y simpático adosado a una no demasiado típica familia americana es un intento que la industria trata de explotar en demasiadas ocasiones. Este caso, que viaja en una vía de dos protagonismos descarados e independientes se une en una fatídica consecución de hechos que no hace más que dejar de lado lo mínimamente gracioso de la cinta.
Cuando todo está en su lugar, la ruptura de emociones se basa en una casuística sacada de quicio no para seguir creciendo en su propia comedia, sino para llevar el film hacia terrenos de comedia romántico en los que no se basa. La premisa de toques de humor interesantes, situaciones deliciosas para el disfrute, se convierte en un caer de personajes que no terminan de decir nada porque no han sido creados para llorar. El final con la niña que se acerca a la realidad de una madre ya maltratada por el guión sólo sirven para complacer al público después de entrar en escenas demasiado forzadas de amor.