Crítica de la película Frozen River (Rio Helado) por Keichi

En estado de necesidad


4/5
26/09/2008

Crítica de Frozen River (Rio Helado)
por Keichi



Carátula de la película Contradiciendo sus propios principios, el término indie se ha convertido con el tiempo en un auténtico label comercial dentro de la industria cinematográfica norteamericana. Como meca del cine independiente del país, Sundance no podía dejar pasar de largo una producción como la que ahora nos ocupa. En efecto, Frozen River sabe jugar sus cartas de trabajo alejado de las garras de los todopoderosos estudios, pero no por ello renuncia a una cierta vocación de grandes salas. Y la verdad es que su versatibilidad no es en absoluto un defecto.

Aunque nos la hayan vendido como un thriller social, la primera película de la directora Courtney Hunt se enmarca más bien en el género del drama. La historia tiene lugar en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, tierra del pueblo mohawk. Ray vive con sus dos hijos en una casa prefabricada que amenaza ruina. Su marido les ha abandonado, llevándose consigo los ahorros familiares. Lila malvive en una caravana y se gana la vida trabajando en un casino, aunque de vez en cuando realiza otras labores menos honradas. Por circunstancias del destino, ambas mujeres se verán forzadas a trasladar inmigrantes ilegales a través del río helado que separa los dos países, aprovechando la neutralidad de la reserva india.

Toda la película está impregnada de un insistente tono de desgracia, presagiada en los propios entornos naturales en que se desarrolla. Reed Morano lo tenía fácil como director de fotografía. Los escenarios de la película se prestan a una iluminación fría que bebe de paisajes nevados y grises. Aunque el argumento también nos presente otras temáticas tocantes a la comunidad nativa norteamericana o al drama de la inmigración, tiene muy claro su leif motif. La citada frialdad del escenario parece empapar la personalidad de las dos protagonistas. Muy alejadas del papel de heroínas, ambas son mujeres ordinarias forzadas a llevar a cabo actos de los que no sienten orgullosas pero a los que hacen frente con la mirada fija. Especialmente impasible es el personaje de Ray, a la que vemos afrontar las diferentes situaciones con la misma cara de póquer, ya sea abordar pistola en mano a la extraña que le ha robado el coche o recoger al bebé que ha abandonado por error en mitad de ningún sitio.

A la directora no le tiembla el pulso cuando se trata de introducir algo de tensión en la historia. Se sirve entonces de un suspense realista -suspendido en esos viajes en coche a través del río helado- que se ayuda de una música ecléctica. Cuando tiene que sacar las garras, como en la escena del tiroteo, lo hace manera sobria pero efectista. Tras tanta mala suerte uno no deja de pensar que el destino de las protagonistas es perecer en el intento o ser capturadas por la policía. Quizás por eso no resulta del todo creíble el final, optimista dentro del drama imperante. Aunque la relación entre las dos mujeres no pueda calificarse de amistad, si que parece que llegan a implicarse mutuamente en sus papeles de madre, logrando una cierta complicidad, pero no deja de sorprender que las iniciales diferencias raciales entre ellas se desvanezcan hasta tal extremo.

Melissa Leo y Misty Upham son las protagonistas indiscutibles del film, aunque la interpretación de la primera es tan brillante que eclipsa en gran parte a su compañera de reparto. Haciendo honor al rol de madre sola ante el peligro, su mirada dura y desprovista de sentimientos solo parece ablandarse en presencia de sus hijos. Todo un papelón. Charlie McDermott cumple aquí con su función de personaje secundario que añade un nuevo matiz a la historia. En cambio, la aparición del actor Mark Boone Junior es puramente anecdótica. Da la impresión de lo hayan fichado para rellenar un hueco en el cartel de la película con un nombre importante.

No todo es perfecto en Frozen River. Podríamos extendernos un poco más y mencionar algunos fallos de guión que generan situaciones sin una explicación coherente o cierta falta de ritmo en algunos tramos, pero no lo haremos. La verdad es que son muchos puntos oscuros para una película galardonada con el gran premio del jurado en el festival de Sundance, pero no quitan para que su nota final sea notable. En resumidas cuentas, Frozen River es una buena opera prima a la que quizás se ha dado más bombo del que merece.




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Frozen River (Rio Helado) en festivales: Festival de Sundance 2008 , Festival de San Sebastián 2008




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