Esta es una película divertida, dinámica, dirigida con brío, con unos buenos intérpretes, etc. Lástima que tenga un mensaje apestoso.
Empieza bien, denunciando la basura en la que se ha convertido la televisión (si es que esto es algo nuevo, yo creo que simplemente es gradual). Programas como el del Titanic son perfectamente posibles en la televisión de hoy en día, no es una tontería. Todo eso está muy bien, y el ritmo acompaña.
Luego claro, uno empieza a escuchar (leer en este caso) cosas como “no quieren ser salvados” o “hogares liberados” y se asusta con el tono sectario. Resulta que empiezan buscando una conspiración en los audímetros, interesante. La buscan porque no dan crédito a que si, como ellos dicen, la gente es inteligente no piense de la misma manera que ellos. Cuando ven que efectivamente no hay ninguna conspiración… deciden generarla ellos para su beneficio. Ella habla en algún momento de “revolución”, dice que el dinero es el fin de toda revolución (cosa que me parece absolutamente cierta), pero es que esto se parece más a un golpe de estado que a una revolución. Son sólo unos pocos los que deciden lo que es la cultura y lo que se debe ver por televisión, y luego el protagonista tiene la desfachatez de llamarle fascista a su exjefe.
Por otro lado, vemos al personaje femenino, que es la poseedora de la ética universal. Se indigna porque él (quien ha empeñado su piso, su carrera, su vida en el proyecto) no quiere pagar el dinero de la fianza. ¡Pero por si acaso no se rasca el bolsillo para ver si puede contribuir! Que fácil es así. Todo esto hace que empiecen a no caerme bien los personajes.
Vale que yo no comulgue con sus ideas, pero que no me engañe el director. ¿Por qué no nos muestra claramente los conflictos internos a la hora de decidir qué es la cultura? Está claro que dentro de ese grupo no debería haber ni mucho menos unanimidad de criterios. ¿Por qué el católico ultrapracticante que va regalando biblias no exige una programación con más contenidos cristianos? Porque claro, quizá eso sería un conflicto demasiado complejo que rompería la nitidez del mensaje impuesto por el director. Eso me cabrea. Que Fassbinder tenga que ser la cultura, me cabrea, recuerdo con gusto el personaje de A cock and bull history que sólo habla de Fassbinder.
La verdad es que ese tipo de mentalidad elitista (poco se menciona en la película este concepto, sólo un momento y casi como si fuera una tontería) y de imposición me pone un poco enfermo, pero lo peor no es eso, lo peor es que repercuta en el transcurso de los hechos y en la forma de los personajes. Y además, en el momento de la redada estoy deseando que pillen a esa panda de manipuladores sociales. Eso resta suspense.
No quiero denigrar con mi nota al film porque en el resto de los aspectos funciona bien, a pesar de durar más de dos horas se me ha pasado volando. Tiene un comienzo frenético (aunque exagerado) y me he reído a gusto con muchas situaciones. Todo esto bastante mejor de lo que esperaba. Además, quiero que mi forma de no censurar completamente su mensaje sea una manera de atacarlo.
En definitiva, una película divertida y ágil con un mensaje apestoso, vamos que esta película es la Supermodelo 2007 del cine. En definitiva no deja de ser lo que pretende atacar, cine basura. Consumo fácil.