“Los increíbles” es, en mi opinión, una película excelente. Y lo es por varias razones. Para empezar se trata de un nuevo paso importante en la animación, como era de esperar. Gestos, muecas, pelos, profundidad, vegetación, agilidad... sacrificando el realismo sólo a cambio de la caricatura y la viveza de la animación a la antigua usanza.
Para continuar, esta película cuida el detalle, ya no sólo en cuanto al aspecto técnico comentado sino en el diseño de todo tipo de lugares y situaciones. Una evocación a las antiguas, grotescas y, desde luego, las mejores aventuras del mítico 007, concretamente a sus megalómanos malignos con todos los tópicos, normas y formas. Digno de ver, antiguo y a la vez moderno. Por supuesto una puesta en escena de superhéroes nuevamente evocadora. Pero todo ello sin descuidar lo cotidiano de una gris oficina tan precisa en su luz y sus colores, desde la arruga del jersey del protagonista hasta los paneles separadores de secciones; pero también en su ambiente rutinario, casi hipnótico y molesto a la vez.
Pero quizá lo mejor de la película es el interesante salto que constituye de una simple película de animación y alarde técnico a una completísima película que poco tiene que envidiar a las de carne, hueso, cartónpiedra y demás. Cuando uno ve la película pasa de pensar en los afinado y detallista de la animación a cosa como “interesante fotografía” y uno se plantea si esto tiene algún sentido. No sé si lo tiene, ni sé si me dejo engañar por la ficción de una ilusión cibernética como le pasaba a Harrison Ford en “Blade Runer”, pero me da igual, lo digo alto y claro: me ha encantado la fotografía. Desde la ya comentada oficina gris, al atardecer en los muelles, pasando por los fastuosos muros de lava que hacen de fondo para la silueta de Mr. Increíble, hasta la humareda de una casa en llamas. Banda sonora convencional pero trepidante, montaje ágil y adecuadísimo, y, por qué no decirlo, una dirección llamativa y potenciadora de la acción.
El guión no es menos. Sin caer en los inevitables errores, como los de hacer lento el final con excesivo despliegue de acción, o caer en sentimentalismos Disney, o caer en compañero chistoso Disney; el guión avanza a paso firme y muy ligero, dando importancia a los momentos tranquilos, no perdiéndose por vericuetos extraños, siendo original e ingenioso, con personajes magníficos como la diseñadora de supertrajes o el malvado Síndrome o, mi favorito, “el socavador” – con la inestimable colaboración de Alex de la Iglesia. La familia tiene fuerza, cada uno tiene su lugar sin dar excesivo protagonismo a alguno de ellos. Con los problemas propios de la edad de cada uno, quizá algo tópicos pero tampoco ha profundizado demasiado en ello. Una familia con personajes que tienen bien definida tanto la personalidad pública como la privada, lo que les hace interesantemente vulnerables y mucho más cercanos al espectador. La idea no es nueva pero no siempre se hace correctamente.
Pero, por encima de todo, esta película me parece excelente por algo que muy pocas veces me sucede: en el momento en que terminé de verla la hubiera visto de nuevo.