Tranquila y pausada, la película es cuanto se podía esperar, un juego de ternura y valentía a través de un ratón y un ser humano equivocado en valores. Si además tenemos en consideración un nivel de colorido y dibujo muy definido y bonito, tenemos a un niño contento al otro lado de la pantalla que aprenderá posturas en la vida como la del pequeño ratoncito, confundido a veces, rebelde otras, presto en casi todas las ocasiones.
Por un lado sin embargo me ha parecido demasiado lenta, como si se esperara demasiado, y esta es una objeción, porque está bien que se trate de algo pausado en el mundo del dibujo actual pero por otro quizás no tanto. Esto por su puesto es un capricho de petición que asumo como demasiado personal.
Especial incidencia en las escenas donde la influencia social agota las posibilidades de un personaje principal ejemplo de muchas cosas. Su perseverancia, su capacidad de aprendizaje, de diplomacia a veces, en un mundo no moderno que permite no agotar con impulsos un metraje, que como repito, en otros films acaba por dejar sin tiempo de pensamiento a un niño que ni pestañea.