En 75 años de dedicación al cine, el longevo Manoel de Oliveira ha realizado 42 películas, de las cuales no he visto nunca ni una.
El motivo es simple y llano: nunca me han interesado sus películas. El honorable Oliveira es digno de toda mi admiración, pero quizá esté ya un poco de vuelta de todo y más que desfasado. He leído estos días una entrevista en la que asegura que lo que cuenta en una película es la expresión de sentimientos y que los efectos especiales son circo.
Con este ánimo me apresto a descubrir a Oliveira donde se merece: en un Festival de Cine. Y es allí donde me asomaré con reparos a una película que parece ser más bien un ensayo con sorna que otra cosa, sobre una película "Belle du jour", de Luis Buñuel, que no es precisamente santo de mi devoción.
No obstante, ver la capacidad y poso de sabiduría de un cineasta de 97 años me parece motivo más que suficientes para dedicarle 70 minutos de mi tiempo cinematográfico.