Parecía una opción segura, un entretenimiento fácil que no iba a defraudar. De qué manera me equivoco a veces. Tiene unas interpretaciones aceptables, al menos las de Forest Whitaker, William Hurt, Sigourney Weaver y Dennis Quaid - por este orden. Tiene una dirección aceptable para una película de acción, dejando a un lado la palpable precariedad de algunos aspectos, suplida por demasiado montaje digital. El problema es que su guión es de risa. Barry Levi, el guionista, ha hecho una entrada en el cine completamente catastrófica.
Mencionar Rashomon debería ser denunciable por los herederos de Kurosawa. Más allá de las dos primeras escenas más o menos interesantes, el guionista se encuentra completamente incapacitado para seguir exprimiendo una situación relativamente resuelta por lo que necesita introducir una serie de elementos acoplados de la manera más torpe, como dobles, más bombas, hermanos... La historia se torna absolutamente inverosímil a un ritmo implacable. Finalmente desaparece la anunciada estructura narrativa por puntos de vista y se rellena con interminables persecuciones que no llevan a ninguna parte - y lo digo literalmente, porque minutos de persecución después los personajes se encuentran a unos pasos de la plaza. A medida que no hay por donde agarrase a la trama, mi aburrimiento y desesperación crecen, me dan igual los nuevos puntos de vista porque veo que ya no aportan nada ni esclarecen nada que tenga un mínimo interés
El guión no tiene cuidado por el más mínimo detalle, la torpeza de las casualidades es flagrante, sólo hace falta comentar el momento de Whitaker salvando a la niña de ser atropellada por una ambulancia donde el presidente lucha por su vida... ¡Por favor! ¿El nombre real de Barry Levi es Homer Simpson? Los personajes descubren su pasado en apenas cuatro palabras, como la bochornosa escena en que el personaje de Whitaker le cuenta su vida a un tipo al que conoce de hace 20 segundos. Ni en una mala película de catástrofes. En el momento final en el que Whitaker vuelve a hablar por el móvil, parece que el guionista agarrase el tenedor que nos ha clavado en el ojo y quisiera retorcerlo entre risas maquiavélicas. ¿Se puede ser tan cutre?
Por alguna razón, la plaza de Salamanca está llena de mejicanos, pero claro, esta película está diseñada a la medida de un público que no es capaz de señalar España en un mapa -esto es lo de menos-, que piensa que su servicio de seguridad puede perseguir a tiros a un policía extranjero en su propio país, que cree que las cosas funcionan así: hay un atentado y al presidente se le plantea bombardear en ese mismo instante un pueblito marroquí. Que ven normal que el presidente de los EEUU se sorprenda porque alguien le quiera matar y deduzcan que se trata de no sé qué altercado concreto por el que atraparon a unos terroristas.
Es una película para quien acepte que para un atentado se orquesta una cantidad de bombas, infiltrados, cortinas, disparos a dobles, (todo ello a distancia, claro, que las nuevas tecnologías es lo que tienen, ahora la puntería de francotirador depende de tu habilidad con la Nintendo DS)... y todo ello para terminar secuestrando al presidente en vez de pegarle un tiro a la primera, pero es que, lógicamente, hay que salvarlo. O mejor, que se salve él mismo, que para eso es un machote. Todos estos elementos abusrdos para justificar la duración de varios puntos de vista. A falta de talento, buenas son bombas.
Lamentable. Lamentable que algunos de estos actores participen de esta mierda. Lamentable que aún hoy en día se cometan errores de bulto y tamañas torpezas narrativas. Lamentable que esta película haya recaudado una muy buena taquilla.
Una gran patochada.