Crítica de la película Las hermanas Bolena por Romulo

A Justin Chadwik le ha caído en gracia el placer de dirigir, en la misma película, a Natalie Portman y Scarlett Johansson; la sex symbol de los intelectuales, la menuda, frágil, inteligente y dulce Portman, y la sex symbol clásica, más exuberante, más curvosa, más peligrosa, también algo más tontita. Entre ambas, Eric Bana, al que empezamos a conocer sobre todo a partir de Troya y que demostró que podía ser algo más que un amasijo de músculos en Munich. A él le disfrazamos de Enrique VIII y a ellas de las hermanas Bolena, con toda esa parnafelia de época: escotes, corsés, mucho diseño de producción para que luzca lo que tienen, que no es poco.

El material puede ser interesante, más allá de que hayan convertido a dos adefesios de hermanas (si hemos de hacer caso a lo que la Historia ha dejado a nuestro conocimiento) y un rey gordo en dos chicas bien guapas y un tipo apuesto y fortachón. Una falta de respeto por la verdad que, no vayamos de puristas, no nos molesta... siempre y cuando no pase de ahí, y el resto de lo que nos cuentan no se contagie y se convierta en un insulto molesto e imperdonable.

Tampoco es nuestra historia, es la de otro país, Inglaterra, ese al que los españoles podrían mirar con cierta tirria, ateniéndonos a afrentas históricas, así que a más de uno le dará igual y se contentará con disfrutar de un buen drama, bien trazado, bien llevado (para todo esto será necesario que también esté bien escrito) y bien interpretado.

En parte, todo está en manos de Peter Morgan y Justin Chadwik. El primero se encarga de adaptar la novela de Philippa Gregory; es una garantía, porque entre sus trabajos recientes encontramos La reina o El último rey de Escocia, trabajos cuando menos serios. Chadwik, en cambio, es un riesgo; sólo ha trabajado hasta ahora en televisión y debuta, como decía, toreando en plaza grande: la Johansson, la Portman, Eric Bana...

A priori, con varias caras bien conocidas que, además, coinciden con cierto talento interpretativo, y con un guión sólido, lo lógico sería esperar un drama interesante, nada novedoso, pero tampoco aburrido ni ligero. Pero, no sé muy bien por qué, un mal pálpito me acompaña cuando hablo de esta película, ya desde que comenzó a rodarse. Algo va a fallar. Por algún lado el invento se va a venir abajo, y el drama se convertirá en farsa.

Me cuentan que una vez rodada la película, el montaje final hubo de ser modificado, por gusto de los productores. De ser cierto, estamos ante una señal que confirmaría ese mal pálpito. Da igual. Atiendo más a mi corazón y olvido los fríos datos. No me fío.