El último trabajo de Alex
de la Iglesia solo puede ser calificado de una manera: gamberrada absoluta.
Eso es y no quiere ser otra cosa, así que juzgarla en otro sentido, sería
simplemente no aceptar su planteamiento. Esto no es El día de la bestia, que, siendo gamberra, tenía un fondo
cinematográfico mucho más apreciable. No, Las
brujas de Zugarramurdi están mucho más cerca del gag televisivo. El
objetivo es el puro desbarre cómico y el humor grueso
Pero eso sí, un humor grueso que arranca en varias ocasiones
la carcajada. En parte por su disparate, pero especialmente por un reparto
cómico impecable. Mario Casas está
afinadísimo en un personaje en el que la clave no es tanto lo que dice, sino su
manera de expresarse, tan reconocible en cierto tipo de personas. Un trabajo
cómico meritorio que muchas veces es depreciado. Terele Pávez haciendo lo que mejor sabe hacer, con un personaje
brutal, cargado de mala leche. Y sin entrar en más nombres, simplemente diré
que todo el reparto está en su punto.
Para bien y para mal, vale todo. Carlos Areces haciendo su buen papel de señora. Cualquier derroche
de fantasía, situaciones absurdas... También un revoltijo de referencias de la
mitología vasca, que parece terminar más en las fiestas de pueblo que en un akelarre
real. Referencias musicales también, no podía faltar el Baga, Biga, Higa de Mikel Laboa, aunque considero inapropiada la
versión tan formal que se utiliza (con el Orfeón Donostiarra) y creo que se
abusa de ella con la larga escena donde suena por completo.
En definitiva, una película para disfrutarla como lo que es,
una gamberrada divertida sin mayores pretensiones.