Podría decir que es cierto que esta película, o la saga en sí, es especial y distinta. Lo que he visto es una vuelta de tuerca más al género, haciéndola realmente retorcida y sangrienta hasta límites adecuados para sorprender y atrapar al espectador.
Dejando a un lado las casualidades de guión que provocan que no sea una película más allá, el ritmo, la intensidad y las gráficas muestras de sufrimiento, son suficientes para mantenerme en ciernes buscando el final.
Listos a la hora de colocar ambas historias en paralelo dando descanso a los abandonados de la casa, la otra relación entre detenido y policía es gratificante porque refresca a la vez por supuesto que va encaminada al final de sorpresa poco evidente.
Está trazada con cuidado y sin demasidas licencias ilógicas, por lo que merece ser seguida en vilo, disfrutar de los juegos y apoyar sus tretas aunque resultan a veces conocidas.
Fácil de seguir sin haber visto la primera parte, es un producto que llega al gran público con espectáculo, curiosidad y un toque morboso que no olvida las intenciones de película cuadrada.