Maravillosa película con un regusto a enorme que la rodea durante todo el minutaje, impregnando al espectador del miedo, la sospecha y la buena esperanza a cada momento. La innegable labor de guionización, en una historia vibrante y dura como pocas, sin carencias, sin faltas de ortografía y desde luego con grandes actuaciones.
El ritmo pausado de un personaje central a la escucha es sinceramente inmejorable, sus gestos, su por cierto gran parecido a Kevin Spacey o la tremenda sensación de desasosiego que consige transmitir, son el comienzo del todo en una película muy llena y muy bien.
El amor como motivo final y a la vez tan débil cuando se trata de una vida en juego, la fascinación por unas ideas y excelente clima de metamorfosis, que se nutre de leves momentos que convencen poco a poco, dejan también lugar al sacrifio, la fe y el agradecimiento.
Esta película de genial ambientación y ritmo, consigue romper cualquier atisbo de aburrimiento, y lo trasnforma en atención, con un final merecedor de tanta espera, aderezado del romanticismo del mejor ser humano. Una alegría para la pantalla en un trabajo soberbio.