Lástima que en su día no me acerqué a Un buen hombre del director de Los lobos de Arga, Juan Martínez Moreno. Ahora podría constatar si es cierto que es un hombre que hace cine, de una índole o de otra, pero atañéndose al género. En esta ocasión el terror comedioso parece que es el destino, y seguro que lo respeta al máximo.
Arga es un pueblo, y ya no hace falta que complete el círculo de la trama, otra cosa es que personajes como Gorka Otxoa (siempre magnético en cámara y grato de seguir como en Pagafantas), Secun de la Rosa (No controles) o el de moda Carlos Areces (Balada triste de trompeta) se junten y al menos le den un toque de caricatura que provoque risas de actor.
Pero el problema es que este cine no me gusta, no me llena, no me entusiasma o me provoca curiosidad, lo que sí deseo es que aquel que sí lo devore, que lo haga mejor con este que con producciones más estúpidas de cine estadounidense.