Igual que un saca-leches de dinero funciona este subproducto, menor, ridículo y sin otra motivación que hacer picar a los dubitativos de las salas y de los videoclubs, lo poco que cuesta hacerla hace que su rentabilidad sea total aunque sólo entren en las salas los de siempre y alguno por casualidad. En este caso, ni divertida, ni elegante, ni sagaz ni nada, estamos hablando de sencillamente una tontería con todas las letras.
La presencia de reclamo no es otra más que la de Ben Stiller, que deja mucho protagonismo en manos de Jason Schwartzman, el de Extrañas coincidencias o Viaje a Daarjeling, que no me dice nada normalmente, a veces incluso no molesta, pero con el tiempo tiendo a rechazar el humor este moderno de poner caras semihieráticas. La tercera en pelea por la fama es la superconocida por Up in the air, Anna Kenrick, la jovencita, la que cae simpática siempre, la que todos tienen como un osito de peluche, pues como sigua así acabará en el cine de acción y sino al tiempo, la pela es la pela. Directo a la fama es un fiasco seguro, evitadla, por favor...