No paro de leer críticas entusiastas sobre ésta película. Y como no entendía exactamente por qué, al final he visto la película. He de reconocer que "tiene algo". No deja de ser el típico drama sobre inmigración con los tópicos del inmigrante bueno e inocente que se enfrenta a la maquinaria de un país rico sin poder hacer nada. Se ensalza la riqueza cultural de otros países y se critica nuestro modo de vida comparándolo con el suyo. Ellos son más felices. El mensaje general de la película, en éste aspecto, me subleva bastante de la misma forma que me sublevaba aquella película sobre la masai blanca: no creo que los países pobres tenga una rica cultura ni que tengamos que aprender a vivir como ellos, creo que básicamente tienen un modo de vida peor que el nuestro, con peores leyes y sin dinero. Lo cuál no quita para que nuestro modo de vida tenga miles de cosas mejorables. De eso no hay duda. Pero no creo que tengamos que mirar ni hacia atrás (cualquier tiempo pasado nos parece mejor) ni hacia culturas más pobres.
Una vez combatida la tésis principal de la película, con la que no estoy de acuerdo, entremos en lo que sí me ha gustado. Me ha gustado el "enemigo invisible". ¿Contra quién lucha realmente el protagonista? ¿Contra el pobre oficinista negro de inmigración? ¿Contra algún político? ¿Contra los propios votantes? Realmente contra todos y contra nadie. Pese a contratar a un abogado especialista, pese a moverse todo lo que pueda, el proceso de extradición continúa imparable hasta que Tarek es expulsado del país. Me gusta la ira sorda de Walter, la perplejidad, la incapacidad para reaccionar... todo eso está muy bien. Creo que el espectador consigue identificarse con Walter y emocionarse con su lucha.
Pese a que las historias de tocabongos y collares hechos a mano me irritan profundamente en ésta película creo que la lucha que se le presenta a Walter y su desarrollo merecen que sea vista.
Mejor de lo que me esperaba.