Veo a Olmo con ganas de disfrutar del nuevo Trueba. De Fernando, claro, ignoro qué ganas le tendrá a lo último del hermanísimo David, si es que no la ha visto ya. Pero su precrítica de El artista y la modelo es esperanzada. También la de mi compañero William Munny.
Yo no voy tan confiado. Este juego de artistas en edad avanzada y jovencísimas modelos abriendo cuerpo y alma es un juego ya muy machacado. ¿Ejemplos? Qué sé yo, me viene a la mente, sin ir más lejos, La bella mentirosa. Eso, sirva de ejemplo.
Aquí tenemos, claro, a dos actores que van a funcionar muy bien. Rochefort y Folch, Folch y Rochefor. Él ha pisado mucha tablilla, ya, y ella es puro desparpajo. Probablemente en ciertos juegos cara a cara, cuerpo a cuerpo, Trueba vaya a estar muy cómodo y nos hará disfrutar de los mejores momentos de la película. Pero me da un miedo infinito el contexto histórico, las moralejas, toda la zarandaja social, los recuerdos y las lecciones de siempre. Esa losa que no nos conseguimos quitar de encima...
En cualquier caso, nos enfrentaremos a un Trueba libre y sin ataduras, entregado a lo que le haya venido en gana hacer, así que a disfrutarlo o sufrirlo, según gustos de cada cual. Una de las citas del Zinemaldi.