Desconocido para el gran público, Simon Staho es uno de los hombres más prometedores del panorama cinematográfico actual. En apenas diez años y con un puñado de películas a sus espaldas este joven realizador danés ha conseguido hacerse un hueco en las grandes citas del celuloide gracias a su particular visión fílmica. En efecto, sus películas no son para todo el mundo. El director de Daisy Diamond y Bang Bang Oragutan firma un cine alternativo cuyas señas de identidad divergen de las del resto de sus compatriotas, es decir, gente como Thomas Vinterberg o Lars Von Trier. Si en su anterior película Staho abordaba -con una virulencia inusitada- la difícil relación entre la consecución de las ambiciones personales y la maternidad, ahora se centra en un análisis de las relaciones de pareja y sus vicisitudes.
Es de esperar que esta propuesta derive en una película exigente y complicada de abordar en la que la labor de los actores tendrá una importancia especial. Así pues, Mikael Persbrandt -un habitual del director-, Lena Endre, Maria Lundqvist y Jakob Eklund darán vida a las dos parejas protagonistas y asumirán el peso principal de una historia que promete estar cargada de tensión contenida. Escenarios cerrados, mucho diálogo y un uso poco convencional de la cámara serán las notas principales de esta coproducción entre Suecia y Dinamarca. Al margen del resultado, esperemos que el nuevo trabajo de Staho sea tan radical, provocativo y pretencioso como de costumbre y traiga aparejada una reflexión cargada de polémica.