Esta película es un ejemplo de buen cine de suspense psicológico, lo cual es difícil ver en nuestros días, después de que durante la década de los noventa el cine comercial americano agotara completamente el género con títulos cada vez más rutinarios.
Una de las claves del éxito de esta película es su camuflaje bajo el aspecto del drama. La vida rutinaria de un hombre que quiere algo más que su "placentera" y tranquila existencia. Aunque ya intuimos el tono con ese comienzo con un plano que avanza por el estanque con las maneras de un depredador, y con una voz en off con cierto toque siniestro, cercana al torturado narrador de Primer.
Pronto, con la decisión de participar en el programa del medicamento y con la sutileza de lo no nombrado, vamos viendo la transformación que finalmente, en un giro elegante, comprobaremos vacía. Asistimos a una transformación muy gradual hacia el oscuro instinto de destrucción, repleta de detalles psicológicos. Suave, sin que haya una ruptura brusca con el drama. Un elegante guión del chico de oro en Dinamarca, Anders Thomas Jensen.
Afortunadamente, Kristian Levring, el director ha dejado las exigentes restricciones del Dogma aparcadas, aunque no olvidadas. Por ejemplo, se permite incluir banda sonora no contextual, pero en muchas ocasiones se vale de los auriculares del protagonista para introducir música, consiguiendo que el personaje viva con nosotros las emociones derivadas de ella. Un ejemplo brillante es la escena de la pelea.
Su estilo de rodaje es atrevido y a veces trasgresor, pero en una medida muy asimilable por el espectador actual. En la cuestión del Dogma, el tiempo ha sido bueno para todos, directores y espectadores. Un buen trabajo de actores, con el siempre eficaz Ulrich Thomsen, que aquí hace un papelón. No me importaría nada una concha de plata para él, aunque aún queda mucho por ver.
Una película que se adentra una vez más en las necesidades individuales y por decirlo de una manera vulgar, en la consabida crisis de los cuarenta, enfocándola de una manera muy drástica. Pero sobre todo, es una buena película de tensión psicológica.