Ya sé que el cartel de esta película francesa nos rememora a cierto cine español de épocas de destape y parejas necesarias de comedia exagerada, pero no es así, ni siquiera es serie B del país vecino, se trata de humor al estilo galo, un poco cómplice, un poco suyo, un poco exagerado de inocente, pero de garantías, como muchos sabrán, me gusta el cine francés.
La película en sí no es demasiado normal, viaja entre mundos distintos, de manos de un director como Gérard Krawczyk, que lo ha tocado todo o casi en su ya extensa carrera eso sí no demasiado destacada, con películas como Taxi 2, o Fanfan la tulipe, en la último podemos recordar a Penélope Cruz. El humor siempre presente, el tono socarrón pero elegante de hacer divertirse a la gente con un buen trabajo de atrezzo, sin escatimar en gastos, al estilo productivo sin contemplaciones y creyendo y convenciendo a los actores que no se pasean por la pantalla sin esforzarse demasiado, como suele ocurrir en otros países que no quiero nombrar.
Destreza y habilidad para mostrar en pantalla una historia lineal de época que lleve de situación exagerada y graciosa a situación graciosa exagerada con el tono único para no abandonar la sala, eso es lo que promete un film menor pero mayor, más que muchos menos que otros tantos, pero con elegancia, que hace falta, y no quiero entrar en comparaciones.