Exagerada pero con ritmo, me he encontrado una película más correcta de lo que pudiera esperar. Exagerada por su arrogancia y devoradora personalidad a la hora de describir un mundo que seguro no es tan fiero como lo gastan, y aunque así fuera, un poco menos. Con ritmo porque la primera hora de película pasa rápida y no se basa tanto en el chiste fácil y va al grano con efectismo de escena tras escena y algún que otro montaje decente.
La segunda mitad de la película, irremediablemente mensajera, pero no por ello demasiado tontita, se mece más en un caer del personaje y en su entorno, sin dejarla al amparo de los romanticismos agónicos, su novio aparece muy poco, y en un galán al que hay que soportar con mucho cuidado, pero no se puede pedir mucho más.
Lo sorprendente de la película sigue siendo Meryl Streep, bastante bien colocada, y siendo el motor de una película con larguirucha que lo hace digno pero que transmite lo justo, y poco más allá. La historia hay que tragarla y asimilarla desde el principio o puede agotar, pero me ha resultado bastante cómoda y sólo el acabarla me ha animado a soportar un final que pudiera haber sido mucho más estúpido, y que por lo menos se mantiene en unos registros que la hacen medianamente seria.