Silvia Munt, la talentosa barcelonesa que inició su andadura como artista dentro del mundo de la danza, debuta con este largometraje intimista como directora aunque también actúa en un papel principal en una declaración de intenciones de cine profundo y dramático. Después de haberla visto más recientemente en 53 días de invierno o Remake se atreve tras la cámara, aunque ya creó un documental en el año 2003 llamado Elena Dimitrievna Diakonova: GALA, con lo que no es ajena a los quehaceres del máximo responsable.
Con 1,8 millones de presupuesto y la colaboración en el guión de Eva Baeza,guionista de televisión, el film promete entrar de lleno en las vidas de muchas parejas de mediana edad en cualquier gran o pequeña ciudad de la nación. El complejo universo de los sentimientos y las necesidades encontradas, así como las ilógicas reacciones de una mente triste que busca felicidad a cualquier precio, son el elemento común de unas palabras y situaciones precisas y reflexivas. Me espero una dirección de silencios, lo cual puede provocar quietud en la cámara pero de esa quietud que ayuda a mirar, de esa lentitud que necesita una película sin banda sonora repicante, sino acompañante.
Puede que el ritmo lo pongan escenas que tienen que rodear la cotidianidad, pero enseguida la seriedad se hará cargo de entrar de lleno en esos personajes rabiosos y enfadados, ensimismados en miradas perdidas. Una opción de compromiso, con un cine sencillo pero no juguetón, que irá ganando con el trascurso de la trama, aunque la fotografía no sea forzada sino la normal.
Ramón Madaula (de la televisión sobre todo), el veteranísimo Manuel Alexandre ( ¿Y tú quién eres? o El prado de las estrellas), Laia Marull (Te doy mis ojos o Fugitivas) o Francesc Garrido (Alatriste, Teresa el cuerpo de Cristo o en la próxima Gente de mala calidad) son los encargados de dar vida a esta moderna intención de entrar a matar.