Buenas sensaciones me da esta película escondida, que viaja entre realidad y sueño, de la manera sudamericana, con algo de magia y chispa de sentimiento necesario para enganchar sin acción o efectos de por medio. Un director que se estrena se encarga de llevar a dos actores de renombre, chico y chica, al son de una historia no voy a decir distinta pero sí valiente, que por ejemplo a manos de los asiáticos diríamos original pero aquí simplemente miramos con frialdad.
Leonardo Sbaraglia (El rey de la montaña o Concursante), genial siempre, que tiene el dolor como signo y camino en esta película que necesitará de su fuerza en pantalla, para dejarnos llevar por la desesperación continuada, junto a Bárbara Mori, actriz de TV a la que hemos visto en Cosas insignificantes pretendiendo ser un alza en el extranjero, a la que quiero ver en un papel más conciliador con el espectador o por así decirlo el lado amable pero intenso.
Al servicio del drama pero un poco más rasgado, es una opción que me gusta y que espero me saque de las casillas habituales para disfrutar con un poco de suspense de sentimientos, sin conocer el destino ni la siguiente escena fácilmente. Una apuesta sesuda que espero no me defraude. Pretende un salto más desde México.