Crítica de la película Castillos de cartón por Obi-Wan

El cartel de esta película española, que se ha presentado en el Festival de Valladolid que se celebra estos días, puede dejar bastante clara su temática y desprender con ella un morbo sexual que puede atraer muchos a las salas. Pero por encima de esta lectura, creo que esta cinta puede entregarnos mucho más de los que a simple vista pueda parecer.

 Para empezar, me gustaría destacar que el guión está basado en la novela homónima de Almudena Grandes, una escritora que ha servido de fuente de inspiración para otras películas españolas como Las edades de Lulú, Malena es un nombre de tango, Aunque tú no lo sepas, Los aires difíciles y Atlas de la geografía humana. El interés por ahondar en la psicología de sus personajes, siempre hacen de sus historias algo interesante que diseccionar, aunque no siempre esta faceta suya quede realmente plasmada en las adaptaciones al cine. Este es el mayor temor que infunde este título, que solo se rasque la superficie de una historia más profunda y con muchos más recovecos en las mentes de sus protagonistas.

 Así que mucho se habrá tenido que aplicar el director Salvador García Ruiz para poder mostrar todos los extremos, matices y significados de este drama ambientado en los años 80 en España, en mitad de la Movida, navegando entre la libertad y una cierta censura. García Ruiz es el realizador de títulos como Mensaka o El otro barrio, del que también me gustaría destacar su labor como guionista junto con Miguel Albaladejo en la emotiva y divertida cinta de temática gay, Cachorro.

 En el reparto podemos encontrar a Adriana Ugarte, que si bien es más conocida entre el público por su papel en la serie de televisión La señora, hemos podido verla ya en otros films como El juego del ahorcado o Cabeza de perro. Completan el trío Nilo Mur (Melissa P)y Biel Durán (La mujer del anarquista).

 Al pensar en este título no puedo evitar pensar en Tres formas de amar o Soñadores, de lo enfermizo, íntimo y especial de las relaciones que se muestran, pero que dejan muchas lecturas interesantes si se sabe ahondar en los personajes y lo superficial que puede resultar si no se sabe plasmar los sentimientos y emociones. El riesgo ya está asumido, solo queda esperar una resolución que por lo menos, nos conduzca a la reflexión y no solo a gozar de escenas de sexo explícitas.