Daniel Monzón es un director atrevido. Deslumbró al panorama español con "El corazón del guerrero", en el que nos ponía encima de la mesa la temática rol a través de un formato ciertamente interesante.
Su segunda película, "El robo más grande jamás contado", no tuvo la repercusión de su ópera prima, y para mi gusto pecó de exceso de costumbrismo.
Ahora parece haber aprendido la lección y decide traernos una de esas historias más que trilladas en el cine yankie pero que nunca nadie se ha atrevido a hacer en el cine español. En fin, la senda de Amenábar.
Además del propio Monzón, quiero aprovechar unas líneas de esta precrítica para rendir un pequeño homenaje al productor Julio Fernández, un hombre que está demostrando que quiere cambiar el cine español.
De su mano han salido películas como "Manolito Gafotas", "Darkness", "Dagon", "Romasanta", "Beyond Re-animator", "El lobo", "Tapas", "El maquinista", "Frágiles", "La monja", "Bosque de sombras", "Los abandonados", y que ha colaborado en la producción de "El perfume".
Películas con dispar suerte en su resultado final, pero, como digo, que demuestran un espíritu que se necesita en nuestra industria.
La película cuenta en su reparto con Timothy Hutton ("Kinsey" o, próximamente, "El buen pastor"), Lucía Jiménez ("Los borgia", "Los 2 lados de la cama"), David Kelly ("Charlie y la fábrica del chocolate") y Ana Asensio, actriz a la que hemos visto es "Nada es para siempre".
La película, igualmente, se pudo ver en el pasado Festival de Cine de Sitges, donde no tuvo una mala acogida.
En definitiva, una película que refrescará la retina del habitual espectador de cine español y que entretendrá con su juego al resto.