Recibo con los brazos abiertos siempre las producciones minoritarias con escaso poder de distribución pero que encajan satisfactoriamente en época estival tan violentamente achicharradas con hombres araña, cachitas con pistola en mano, películas revientaoídos y un consumo exagerado del pack palomitero. Resistencia y fe es lo poco que le pido a Siempre feliz, este capricho noruego que bien resfrescará más de una tarde de altas temperaturas. Este cubito de hielo es interesante por varios motivos que a continuación enumero. Está dirigido por una mujer, es una comedia cachonda y loca pero negra, muy negra. Además, nórdica.
Primero. Que una mujer maneje el cotarro son nuevas ventanas que se abren y otro agujero por donde mirar y respirar el humor, otras opciones, un tono distinto, una crueldad sin tapujos, un color no necesariamente rosa y una alternativa al discurso sexista habitual. Apunten su nombre aunque no les suene de nada: Anne Sewitsky.
Segundo. Humor negro, pulcro, a la vez loco y cachondo. Y cuando digo cachondo no me refiero solamente a esa risa floja o la carcajada más convencional. Lenguaje fuera de tono, seguro.
Tercero. Un consumo irresponsable de productos minoritarios nunca es excesivo, es más, es conveniente.
El estado civil a prueba de frío y hielo noruego.