Por mucha fama de serios que tengan los
canadienses, lo cierto es que muchas veces ruedan las películas más
disparatadas, extrañas o estrambóticas. No hace falta que hable
mucho del enfermo Cronenberg. Guy Maddin y su extraña Winnipeg o su
drácula bailado. Jean Claude Lauzon y su locura de Léolo.
Ahora es el turno de Éric Tessier, de
quien me temo que no tendrá ni la mitad de talento que cualquiera de
los nombrados, y que cuenta con una filmografía corta y poco
interesante. Pero eso sí, también juega al esperpento. Una familia
extraña, para darles de comer a parte a cada uno. Cuanto más
extravagantes mejor, y siempre con el tono terrorífico que merece
una película de la semana de terror, como es esta. Sobre esto girará
esta película que corre el riesgo de tropezar y caer a los veinte
minutos de metraje.
En todo caso, hay que darle una
oportunidad, aunque sólo sea por el recuerdo de esos otros locos
canadienses. Creo que como "evento de la semana de terror" funcionará perfectamente, independientemente de su calidad.